lunes, mayo 27, 2013

DE ADELGAZAR EN LONDRES (NI LA BUCHINGER ES TAN EFECTIVA…)


Cuando regresé a España un tiempo para que la Seguridad Social Española me arreglara mi hueso roto… decidí que según me quitaran la escayola “haría cosas” y “aprovecharía el tiempo”… tenía una convalecencia obligada de tres meses… así que debía de hacer lo que fuera para llenar mis días y no sentirme un parasito.

Bueno, el caso es, que “algo” hice… (Aparte de engordar, cebada por mí madre como si me fuera a sacrificar para hacer longanizas…) Me apunté a un curso gratuito para parados sobre guión documental, fui al cine, al teatro, me fui a Benicassim a la playa, fui al SOS en Murcia, a Alicante… Leí mucho, escribí mis mierdas, pensé demasiado…, eché de menos Londres, vi a mis amigos, trabajé de animadora en una fiesta, no quedó exposición en Madrid que no visitara… y me apunté a inglés por eso de no perderlo. Resulta que mi nivel del idioma es una auténtica mierda aquí y en España NO. Me sorprendió y me puse contenta. También me pareció muy triste… que pena de educación tenemos por Dios…
Mis clases de inglés eran divertidas. Como me sentía la lista de la clase hablaba mucho… y atendía poco. Un día la profesora que era de un pueblo cerca de Londres empezó a decir que en U.K. se engordaba… que la comida es muy “fat” y que se comía mal… No pude callarme… “Eso no es verdad. En Londres se adelgaza, porque simplemente no tienes dinero para comer” Todos rieron… Sí, sí, reíros… es verdad. Yo perdí 6 kilos el año pasado… dos tallas… me empezó a valer ropa de cuando estaba en la universidad… Durante unos meses comí una vez al día (a veces ni eso) y mi cena consistía básicamente en cerveza. La cebada y el trigo son cereales… yo creo que algo me alimentaban… y alimentan.

Quizá es mi culpa… soy tan social que prefiero gastarme el dinero en pintas con mis amigos que en un restaurante… (Y aquí va la súper excusa: además de resaca escribo mejor y soy más ingeniosa…haha) Por otro lado están las fiestas interminables londinenses que “misteriosamente” pueden quitarte las ganas de comer durante dos días… (Lalalalaaa) Y si eres una persona inquieta en Londres no paras, estás activo, mental y físicamente, quemando energía constantemente… siempre hay algo que hacer o que ver… como sabiamente dijo Samuel Johnson “Cuando un hombre se aburre en Londres, está aburrido de vivir, porque en Londres está todo lo que la vida puede ofrecer”.
Ahora sí, aquí,  “morirse de hambre”, puede llegar a ser literal… Como me dijo Mikel mi primer día en Londres “Come, Bea, come… que no sabes cuándo se va a volver a repetir…” y él lleva aquí 11 años… así que supongo que sabe de lo que habla.  El caso es, que yo tampoco he tenido hambre. A mí en Londres se me olvida comer. Tengo tantas cosas en la cabeza… ésta ciudad me agita tanto por dentro, tengo tanto que hacer y explorar… que comer es lo menos importante del día. No tengo tiempo. Es como los síntomas al principio de un enamoramiento… pierdes el apetito… estomago cerrado y demás… y desde luego yo estoy completamente pillada por esta ciudad. La amo, profundamente.

Para mi madre esto no tiene ni pies ni cabeza… y no lo entiende. A ella nunca le faltó comida en su pueblo a pesar de vivir final de guerra y postguerra. Aún así su obsesión por la comida es tal… que parece que hubiera estado encerrada en Auschwitz… y sufre, sufre en la distancia porque no sabe si su hija pequeña come y sobre todo, por no vigilar exactamente qué es lo que come… Por eso, cuando voy a verla, quiere que me alimente dándome cantidades ingentes de alimentos… y así tener reserva de grasa suficiente para resistir. La mujer me compra mil productos Made in Spain para que me los traiga. Yo lo agradezco… pero al principio de llegar a su casa, me pasa como en “Supervivientes” cuando los concursantes apenas comen y de repente, ganan una recompensa y se ponen a comer como bestias ansiosas… al final la ingesta te sienta fatal…
Para mí desde luego, Londres es mejor que la famosa clínica Buchinger… Llevo 20 días, sin darme ni cuenta y sin sufrimiento alguno… ya he perdido al menos 2 kilos. Vives en una eterna “operación bikini” algo paradójico teniendo en cuenta que lo de bañarte está complicado… el año pasado metí en la maleta mi bikini favorito y un pareo… ¡ilusa de mí! Ahí están en el armario esperando ver el sol…

Te sorprendes a ti mismo de cómo estiras el dinero cuando no lo tienes… Ya os he hablado de las famosas judías congeladas del Iceland  ¡¡por UN pound!!  Me duran tres días… y se han convertido en la base de mi alimentación. Aparte del producto español que me traigo siempre en mi maleta-despensa.
Pero que aquí se come mal, es un mito… a ver, quizá no se coma tan bien como en España ¡qué duda cabe…! pero no se come mal, de verdad. Tienes una variedad extrema…muy buenos restaurantes de todas partes del mundo y a todos los precios… y además auténticos… (Quiero decir, si vas a un chino, no esperes arroz tres delicias… ni tenedores…) Comprar alimentos  no es tan caro… si sabes buscar bien y comparar precios… hacerte la comida en casa ya te sale case igual que en Madrid… Lo cual me alucina. Además, cómo es una puta isla, encuentras de todo porque llegan productos de todas partes del mundo (menos las manzanas, las fresas… y los cerdos… que les sobran…). Eso sí, como curiosidad decir que a veces es más barato comer fuera que en tú casa… pero lógicamente, si tienes éste habito por norma… sí que engordaras como decía mi profesora de inglés… pero ni más ni menos que si sales a cenar o comer todos los días a restaurantes en España.

Luego está el tema transporte… sí, es caro… pero cuando he vuelto a Madrid también me ha parecido caro para los sueldos que allí se tienen. Aquí usas la bici… Medio de trasporte ecológico, barato y con el que encima haces deporte… ¡¡mejores piernas no he tenido en mi vida!! ¿Quién necesita pagar un gimnasio? Mi Lucy me lleva a todas partes y los coches nos respetan. Es verdad que me costó al principio, porque como la mayoría sabéis, soy disléxica. Y eso supone arriesgar tú vida y vivir al límite en una ciudad donde se circula al revés… La derecha y la izquierda… Puff un calvario para mí y la razón por la que mi madre cree que no voto al PP como hace toda mi familia… porque me confundo…
La falta de dinero en esta ciudad tan cara te hace despertar la mente, agudizar el ingenio, convertirte en un buscavidas, aprender a priorizar y sacrificar algunas cosas por otras… No tengo ni un duro…¡¡¡ pero ay!!! Cómo es mí amado Londres que sí quieres vivir aquí… mejor, corrijo: sobrevivir aquí, ¡¡¡él te lo permite...!!! Aunque no te asegura que vaya a ser fácil, como en una relación de pareja, igual.

Conclusión: Nunca he tenido menos dinero en mi vida y he sido más feliz al mismo tiempo. Aparte de tener una talla 38… con casi 35 años. ;D

Estoy que me salgo...!!
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas.
Te acabo de encontrar y me has encantado.
Me gusta tu forma de escribir.

Un saludo