El post de hoy no va de
Londres, o quizá si… quizá estar aquí, sentirme tan sola, me hace pensar en las
cosas realmente importantes y en las personas que quieres o has querido. Y es
Navidad, fechas complicadas…
La semana pasada fue el
aniversario de la muerte de mi padre. 16 años han pasado sin poder decir la
palabra “Papá”… y es lo primero que eché de menos cuando se fue. Dentro de 5
años habré pasado más tiempo de mi vida sin él que con él… y a lo mejor son
menos si tengo en cuenta esos primeros años de mi infancia de los que no me
queda mucha conciencia ni recuerdos… Pensamiento triste. A veces me da miedo
olvidar su cara… olvidarle a él al acostumbrarme a su no presencia...
Mi padre era un hombre muy
generoso. Es la palabra que mejor le define, tanto en sus afectos como en sus
recursos. Siempre lo daba todo por los demás aún a riesgo de quedarse él sin
nada.
Creció en el barrio
madrileño de Lavapiés en la posguerra. Mis abuelos tenían una droguería en la
Calle Argumosa, ahora es un banco. Era el pequeño de tres hermanos. Nunca
estudió una carrera. Tuvo que hacerse cargo de la tienda para mantener a la
familia y pagarle los estudios a sus hermanos mayores que ya habían empezado en
la Universidad (Ya he dicho que era
generoso ¿no?) Jugó al fútbol en el barrio con Julito Iglesias, famoso en esa
época por su prometedora carrera futbolística… pero se lesionó y al final, se hizo cantante… “es de esas
personas que sabias que tenía carisma, estrella y que triunfaría de una forma u
otra…” eso me dijo mi padre. El fútbol le apasionaba, era muy fan del Real
Madrid… y yo con él. Recuerdo los partidos juntos… al morir, dejé completamente
de lado mi lado futbolero, perdió todo mi interés y no ha vuelto a
recuperarlo... Ya no era, ni es, ni será nunca lo mismo.
Mi padre era muy católico,
apostólico y romano. Mucho, mucho. Su fe era real e intentaba vivir según sus
principios. Era muy buena persona, sin dobleces, sin maldad, transparente y
siempre dispuesto a ayudar al prójimo sin recibir nada a cambio. Un ejemplo de
cómo la religión bien llevada hasta puede ser positiva en algunos aspectos... Pertenecía a Acción Católica,
una asociación que entre otras muchas cosas organizaba excursiones a la sierra
de Madrid… y en una de estas excursiones… conoció a mi madre. Una mujer muy
joven, delgadísima y guapa que se estaba lavando los pies en el lago de
Peñalara... él se acercó y le dijo “que pies tan bonitos tienes” y a mi madre
le hizo gracia… Yo no soy católica, no sé si quiera sí creo en algo… pero está
claro que por lo menos al Catolicismo le
debo mi nacimiento.
Toda mi infancia ha estado llena
de visitas de sus amigos curas a cenar a casa. Uno de ellos era censor de la
época franquista además de un gran amante y entendido en cine… a mi sus
historias me fascinaban… como cuando me contó el lío que se formó con Mogambo, pero "que le iba hacer"… nos contaba, "es lo que le pedían…" y se reía.
Era muy creyente y de
derechas. En mi casa siempre se ha habló
bien de Franco. Nunca se le cuestionó hasta que yo me hice mayor… Es cierto que
mi padre siempre me contaba la misma historia sobre como los rojos habían
cogido a mi abuelo a la salida de misa y lo habían subido en un camión rumbo a
Paracuellos, pero que le salvo la vida por casualidad un vecino (rojo) del
barrio que reconoció al amable y buen
droguero. A ver… casi le dejan sin padre, les tenía algo de manía sí.
Mi padre además… era un
showman. Tenía un gran sentido del humor. Siempre estaba intentando hacerte reír…
con bromas, chistes o motes… Mi hermana Ana decidió estudiar “Farmacia”, desde
el día que le admitieron en la universidad pasó a ser “la aspirina”… haha! Tenía
un humor a veces surrealista, muy en la línea de la Hora Chanante, iba a decir
humor fácil… pero a veces no es ni tan fácil lograrlo. Era un cómico…
cuando fue “a pedir la mano” de mi madre a mi abuela al pueblo, literalmente
saco un cuchillo enorme cuando se la otorgaron, con el consiguiente grito de
pánico de mi abuela y un tío de mi madre que también estaba… yo me lo imagino en plan “gracias por concederme la mano de su hija, se la corto y ya me voy…” Y puedo ver la mirada de mi madre fija en él con reproche… para luego reírse
juntos. Mi madre tenía 19 años y se llevaban 10 de diferencia... (¡Además listo!)
Le encantaba la magia, el
circo y los Hermanos Marx. Su ídolo: Groucho. En cuanto tenía la menor
oportunidad se disfrazaba de él y le imitaba… le imitaba TAN bien!! Porqué
además se parecían físicamente (hubo una época en la que mi padre llevo bigote
igual que su ídolo, yo no lo recuerdo pero he visto fotos… ¡fabuloso parecido!)
En cuanto a la magia… hacia trucos… por ejemplo se tragaba agujas e hilo y las
sacaba enhebradas… dejó de hacerlo porque a mi madre se le encogía el alma cada
vez que le veía tragar aquello… Se llevo el secreto a la tumba… Nunca nos contó
el truco, NUNCA. Fue un gran admirador de Houdini… cuando él era pequeño era
famoso y llenaba los periódicos, le marcó. Igual que le marcaron Los Intocables
de Eliot Ness… que protagonizaron parte de la actualidad de su infancia. Quizá eso le hizo devorar novela
y cine negro. Le encantaban las pelis de Humphrey Bogar y Hitchcock. Así crecí
yo… entre Agatha Christie y Sherlock Holmes, el Halcón Maltes, ¡¡Más maderaaaaa!!,
Chaplin y… Cantinflas. ¡Ah! Y el oeste americano…
me insistía en que leyera a Zane Grey… famoso novelista de oeste… y yo le hacía
caso. Me leí un montón de libros.
Leía bastante y me animaba a
mí a hacerlo. Le recuerdo quitándose las gafas para leer… y siempre con una
especie de lupa alargada que usaba para aumentar las letras y facilitar la
lectura… yo se la robaba para jugar… luego tenía que devolverla sin que se
enterara, quizá sí se enteraba… pero no decía nada. Nunca se enfadaba. Mi madre
era la que se enfadaba, por ella y por él… ¡jaja! Creo que sólo le recuerdo una
vez muy disgustado, que me gritó… una noche que yo venía de jarana y le tuve
esperando más dos horas en el coche para recogerme y llevarme a casa en El
Escorial… También he de decir que yo era la niña pequeña de la casa… consentida
y mimada por todos… pero tampoco daba
muchos dolores de cabeza a mis padres. Era responsable y obediente. Por lo
menos de puertas para dentro… jeje.
He dicho que era un showman,
porque de verdad lo era… le gustaba organizar cosas, dar sorpresas y hacer
regalos… era el alma de las fiestas aunque mi madre le regañara diciéndole que
le gustaba demasiado hacer el tonto… (Completamente hija de mi padre en este
aspecto… a mi me llamaba “María Guerrero”) Una vez, me contó una anécdota de su
juventud muy divertida… De soltero, estaba como siempre intentando hacer el
bien y ayudar a los desamparados (¿he dicho ya que era muy buena persona?) daba
clases como voluntario de escritura y lectura a los analfabetos por los pueblos
y alrededores de Madrid. Iba con un amigo y se les estropeó el coche en el que
viajaban… y por supuesto, no tenían ni un duro.
Se acercaron a una localidad cercana y para recaudar fondos se les
ocurrió montar una función de teatro… Representaron el Don Juan Tenorio en
versión absurda… Inés era el amigo de mi padre que tenía una barba negra como
un hipster de ahora… mi padre: Don Juan. Cambiaron los versos para hacerla
comedia. Todavía me acuerdo de algunas cosas: “oh Don Juan Don Juan yo te
imploro, arráncame el corazón o anda, cómprame un loro…” “pues eso me extraña
un montón, pues el DDT que uso es Orión” y todo rimas de este palo… Me decía
que no sabía cómo no les habían echado a palos del pueblo…
Era un hombre que cuando prescribió
un delito porque había ocultado cierto dinero a Hacienda… salimos a celebrarlo.
“¡Ya no me pillan!” Decía… Creo que fue lo único ilegal que hizo en toda su
vida.
Mi padre era inventor... patentó varias ideas... pero no fueron a ninguna parte. Una pena. Y también era súper despistado…
pero mucho. Mi madre se desesperaba. Y todos en la familia sabemos que mi
hermana Esther es la clara heredera de ese despiste. También conoció al Papa, no estaba previsto pero en la audiencia se saltó el protocolo... y protagonizó una foto que fue portada del periódico L'Osservatore Romano. La tenemos enmarcada por casa. Juan Pablo II le está poniendo una mano en la cabeza, mi padre está de rodillas. Podría seguir contando anécdotas y no terminar... Era todo un personaje...
El 17 de Diciembre de este
año mi hermano firmo la venta de la tienda de mi padre. Una Administración de Loterías
y Apuestas del Estado en Carabanchel. JUSTO el mismo día del aniversario de su
muerte. Ironías y casualidades de la vida. Una tienda que levantó con mucho
esfuerzo, por la que trabajo y lucho tanto. Toda su vida dedicado al trabajo
para sacar adelante a su familia y el negocio. Se jubiló y casi no le dio
tiempo a disfrutarlo… Por lo menos, creo que tuvo una vida feliz y plena. Y que
todo el mundo que le conoció, le quiso. Imposible no hacerlo.
A veces pienso si levantara
la cabeza que pensaría de mí… Sé que estaría orgulloso porque terminé la
carrera (algo que él no pudo soñar para él mismo), que le haría mucha ilusión porque
soy licenciada con un premio al mejor expediente académico de mi promoción…
premio que él habría colgado en un puesto de honor… no como yo, que lo puse en
el baño, encima del retrete. Pero en cuanto al resto… puff… no creo en su Dios,
soy de ideología de izquierdas, viví en pecado con mi ex novio, sigo soltera, no
tengo planes de formar una familia, fumo,apoyo el aborto, voy sin rumbo, sin un futuro muy claro... una egoísta que solo piensa en el presente
y en ella misma… No, no… estaría francamente preocupado como lo está mi madre.
Me he cambiado su apellido por motivos prácticos… no creo que tampoco le hiciera mucha gracia... un apellido que se perderá sin remedio… y da penilla… En fin, por lo menos intento cada día ser buena persona como él y desde luego, ese desapego que tengo por lo material y la felicidad que me proporciona hacer feliz a los que me rodean… sólo he podido aprenderlo de una persona. Escribiendo este post, me he dado cuenta de lo muchísimo de él que hay en mí… de la cantidad de cosas positivas y buenas que me enseñó y que me han influido a lo largo de estos años.
Me he cambiado su apellido por motivos prácticos… no creo que tampoco le hiciera mucha gracia... un apellido que se perderá sin remedio… y da penilla… En fin, por lo menos intento cada día ser buena persona como él y desde luego, ese desapego que tengo por lo material y la felicidad que me proporciona hacer feliz a los que me rodean… sólo he podido aprenderlo de una persona. Escribiendo este post, me he dado cuenta de lo muchísimo de él que hay en mí… de la cantidad de cosas positivas y buenas que me enseñó y que me han influido a lo largo de estos años.
En todo este tiempo no he
dicho su nombre… para mí era Papá, no Fernando. Me costaba escribirlo. Me
sonaba extraño. No familiar. Qué cosas… Fernando Uruñuela Ollero.
Mis últimas palabras con él
no me hacen sentirme muy orgullosa, justo antes de irme a dormir… vinieron a
ser… algo como…“¡qué pesado Papá! Déjame en paz…!” porque me preguntó que tal
mi día en la Universidad… y me aconsejaría que estudiara y que durmiera bien... Al día siguiente ya no estaría para preguntarme. Nunca más.
¿Por qué he escrito este
post? Creo que porqué con todo el legado que estamos dejando de nuestras vidas
en Internet… mi padre se merece un espacio, un recuerdo. Quizá dentro de unos
años alguien estudiando nuestra época y forma de vida, o simplemente algún
curioso lo lea… y sabrá que mi padre existió, que fue un gran hombre y que hubo
gente que le quiso muchísimo. Yo soy parte de su legado. Y aunque no es mucho,
este es mi regalo para él… Un pedazo de inmortalidad en una página de Internet.
Feliz Navidad.