La odisea del aeropuerto de Barajas a las 5.00 de la mañana tuvo su gracia. Mi santa madre me acompañó maletoncio en mano… (Una “maleta de inmigrantes” como la definió la chica que me la vendió y claro, no me quedó más remedio que comprarla…) por supuesto, al pesarla: 9 kilos de más… ale, a sacar cositas… 6.00 de la mañana: me sigo pasando 5 kl… no hay vuelta atrás… o pago o me quedo sin avión… ¡¡¡12 € por kilo!!! Hacéis las cuentas vosotros si queréis porque yo paso de recordarlo y las matemáticas se me dan fatal… Total que mi madre se volvió en el metro con una bolsa de 5 kilos con parte de mis cosas... para que luego en la cola de embarque de Easyjet me propongan ser voluntaria, esto es: meter mi equipaje de mano en la bodega, poder llevar encima lo que quiera y además speedboarding... ¡¡hay que joderse!!
Recibo un consejo en mi primer día de mi querido amigo Mikel para sobrevivir aquí (y de eso él sabe bastante): “come come, que no sabes cuándo se va a volver a repetir…” ¡Dios! ¡¡¡Y yo saqué un kilo de queso de la maleta!!!
Recibo un consejo en mi primer día de mi querido amigo Mikel para sobrevivir aquí (y de eso él sabe bastante): “come come, que no sabes cuándo se va a volver a repetir…” ¡Dios! ¡¡¡Y yo saqué un kilo de queso de la maleta!!!
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