No puedo creer que haya tardado tanto tiempo en escribir un post en este blog. Es verdad que he estado bastante dispersa y ocupada… pero no es justificación. Ahora “las cosas que me pasan” se acumulan… y no sé ni por dónde empezar.
-Me ha atropellado un coche. Sí, tal cual. Iba con mi bici tan tranquila por la calle residencial menos transitada de todo Londres. Al ir a girar a otra calle un coche apareció de la nada. Casi encima tuve que reaccionar… o intentaba cruzar (me hubiera llevado por delante) o intentar esquivarle. Opté por la última y mi manillar golpeó la puerta del coche y yo caí al suelo. El coche iba rapidísimo y ni se paró. Miento, si se paró… al final de la calle y volvió marcha atrás TODA la calle para gritarme desde ventanilla “Are you Ok?” le dije que sí y el tipo arrancó el coche a gran velocidad. Está claro que el hombre tenía prisa… Mi manillar quedó doblado y tuve que volver el resto del camino andando y dolorida hasta casa. Pareció más de lo que fue… quizá más susto que otra cosa por el golpe… podía haber sido mucho peor está claro. Mis reflejos y el universo que estuvo de mi lado me salvaron. El tío un gilipollas sin escrúpulos ni conciencia. La gente que paseaba por la calle estaba escandalizada. El día siguiente lo pasé en cama como si me hubieran dado una paliza al destensarse los músculos. Arreglé a mi “Lucy” pero he de decir que cada vez que la cojo voy con un poco de miedo y ejecuto una conducción a la defensiva total. En plan: “Todos son susceptibles de querer matarme. Hasta los peatones”
-Seguimos con accidentes… Estando en una fiesta de cumpleaños en la casa de unas amigas (entorno que parecía seguro), alguien se me cayó encima y me metió el dedo en el ojo. Dedo en el ojo literal y hasta el fondo. Yo creo que me llegó hasta el cerebro el globo ocular. Sentí un dolor horrible mezclado con ceguera… me asuste mucho. Mi amigo Paul reaccionó rápidamente y me llevó a la cocina a echarme agua. Como siempre que me accidento, aparece alguien medio experto en el tema o como en este caso, con medicamentos. Christelle tenía gotas para los ojos y un spray, me estuvo tratando con la diligencia de una enfermera. He de agradecer a todos mis amigos que estuvieron a mí alrededor cuidándome y consolándome. Todos preocupados por mi salud. Tenía el ojo inyectado en sangre e hinchado… un aspecto terrible. Pero ya me conocéis… si me rompí un pie y seguí bailando… en cuanto me sentí un poco mejor continúe la fiesta. Tengo un derrame perpetuo en mi ojo derecho como recuerdo para siempre. ¿Quién fue el agresor? Nunca lo sabré… NO pude verle… y nadie ha confesado hasta el momento.
-. Al día siguiente, por insistencia de Mikel, fuimos a urgencias. El ojo seguía rojo, me dolía la cabeza y me molestaba la luz… además estuvimos “viendo” (por decir algo) la peli “Enter the Void” que pedí por favor que la quitara. No sé si la habéis visto, pero toda la primer parte son alucinaciones de un tío drogado con flashazos y geometrías de colores…luego empieza atravesar muros con movimientos de cámara vertiginosos para perder la cabeza… ideal para un ojo sensible… las ideas de mi querido amigo… Lo mismo lo hizo aposta como test: “si su ojo no lo soporta, la llevo al médico…” haha!
No quería ir al hospital porque creí que me iban a decir que se me había desprendido la retina o que iba a perder un ojo… y soy de hacer mucho eso… si van a ser malas noticias mejor procrastinar. No lo fueron. Me dieron antibiótico por si había infección y para hidratar el ojo. Yo estaba aterrada, lo confieso. Muy nerviosa. Me hicieron espera bastante antes de entrar (incrementando mi tensión) y luego unas pruebas. Le pedí a Mikel que no me dejara sola. La enfermera era un encanto y tuvo la deferencia de tratarme como a una niña de 5 años, que yo agradecí, porque estaba completamente muerta de miedo. ¿Por qué os cuento esto? Porque una de las pruebas consistía en el típico panel en la pared para leer las letras tapándote un ojo… hasta aquí todo normal ¿verdad? Bien… pues esto es Londres amigos… ¡¡¡aquí se deletrea en inglés!!!! Y yo tengo problemas con la “a” /ei/ , la “e” /i/ y la “i” /ai/ por no hablar de la “j” y “g” y “q” y la “k”… Todo esto añadido a mis nervios… La enfermera empezó a pensar que estaba ciega… al final optamos por leerlas en español y que Mikel tradujera… Vaya cuadro.
-Paseando por el parque de enfrente de mi casa, mi amiga Eva y yo nos encontramos una mochila “olvidada” en un banco… La abrimos para buscar documentación del dueño y había una cartera con más de 200 libras… Cotejamos las tarjetas de crédito con un fajo de tarjetas de visita que había dentro. Todo coincidía, era un carpintero. Le llamamos y vino a por sus cosas. Nunca había visto tantos billetes de 50 pounds juntos… pero he de decir que en ningún momento pensamos en quedárnoslo. Tontas, tal vez… (A mi me habían solucionado el alquiler de Agosto) pero tenemos demasiada conciencia. Tuvo suerte de que la encontráramos nosotras. Acto seguido me senté en el banco y me di una ostia en el codo con el reposabrazos de metal que me estuvo doliendo un día entero. Conclusión: el Karma no existe, o a mi no me quiere.
-En un desayuno trabajando en el hotel, en mi mesa estaban sentados dos familias de Angola. No tenían ni idea de inglés, me hablaban en Portugués y yo les respondía en español y así nos entendíamos. Ellos muy majos. Yo adorable intentando dar un buen servicio. Se emocionaron conmigo y me empezaron a decir que querían contratarme, darme una oportunidad porque veían en mi una persona con iniciativa, podría llegar a ser vendedora “diamante”. Trabajaban en una especie de empresa colectiva por Internet vendiendo productos. Sonaba un poco raro… y más raro sonó cuando en un papel me apuntaron sus nombres, sus teléfonos y su número de habitación. Se llamaban Cecilia y Paquete (si, paquete) Quedamos en que después del desayuno subiría a su habitación para hablar con ellos. En ningún momento creí que fueran a contratarme así porque sí… pero pensé en la historia que podía haber detrás de esa puerta si iba. Así que cuando terminé, me cambié y fui a su habitación, pero nadie me abrió. Una pena porque seguro me hubiera pasado “algo” y más con alguien llamado “Paquete” (¿cómo puede ser esto si quiera un nombre?) En el desayuno del día siguiente volví a verles… de lejos. Tenía mis mesas en la otra punta del salón y sinceramente, me hice un poco la loca. Y así perdí mi oportunidad de trabajar para Cecilia y Paquete haha! Si es que realmente fue una oportunidad real…
Hasta aquí por hoy. Tengo bastantes más anécdotas pero me las guardo para otro post. Prefiero soltarlas poco a poco que si ya me cuesta escribir aquí tampoco es plan de soltarlo todo y quedarme sin material para próximas entradas. ;)
All the best.