jueves, agosto 29, 2013

DE LAS CONVERSACIONES CON ANGELINES (LA MADRE QUE ME PARIÓ)

Mi madre me tuvo con 40 años. Fui un resbalón. Ella ya tenía tres hijos bien creciditos y de repente aparecí yo en sus vidas. No diré su edad, porque tampoco la sé con exactitud, pero tiene más de setenta y tantos… Cuando decidí cambiar de vida y venirme a Londres ella no lo entendió. En general, nos entendemos poco. El salto generacional es muy grande, lo tengo asumido y vivo con ello. Pero hay algo mucho más fuerte que nos une, el amor que sentimos mutuamente. Recuerdo ir muy enferma en un viaje de autobús nocturno por en medio de Perú y solo llamarla, sólo quería a mi madre... entre la fiebre y los dolores... la llamaba... menos mal que estaba mi amiga Silvita que me consolaba. Pero hay momentos en los que sólo una madre puede entendernos.

Mi madre es una mujer muy fuerte. Ella lo es de carácter y también se ha ido haciendo por los golpes de la vida. Perdió a su padre con 7 años y perdió a su marido de una forma inesperada, de un día para otro. Como consecuencia de la muerte de mi padre, lógicamente nos unimos más y se apoyó mucho en mí. La hija pequeña de 19 años que estaba todavía por casa.

Pocas veces la he visto llorar, la última casi sucede cuando me fue a recoger al aeropuerto… que nos emocionamos. Su única obsesión es que vuelva a España y esté con ella, algo que a corto plazo no sucederá. Ella lo sabe pero se engaña a sí misma negando lo evidente. A mí me da mucha pena que sufra por mí, pero que le voy hacer… al fin y al cabo es mi vida, y en Londres soy feliz.

Si algo distingue a mi madre es su integridad, sinceridad y su sentido de la realidad. Tiene la capacidad de hacerte poner los pies en el suelo de un plumazo. Algo que para alguien que vive en las nubes como yo, tampoco viene mal de vez en cuando. Nuestras conversaciones son bastantes divertidas. Tiene frases míticas y consejos para mi, que la mayor parte de las veces me hacen reír… como su gran momento de: “hija nunca te fíes de un hombre con mochila… o es hippie o es vasco”.

Me dio por colgar extractos de nuestras conversaciones en mi perfil de Facebook y ahora mi madre tiene un auténtico club de fans entre mis amigos. Como esta, enseñándole en Google Maps mi casa en Londres. 

-Mamá en esta calle (también jaja) vivió Edgar Allan Poe y Daniel Dafoe...
- ¿Quién?
- Unos escritores... y se llama Church St. porque hay una iglesia ¿la ves?
- Mira bien cerca la tienes... ¿Es Católica o Protestante?
- Mmmm pues no lo sé
- ¿Es qué nuca has ido a la iglesia?!!
- Eeeeh... NO. Entré una vez para ver cómo era...
- ¡Tú estás tonta muchacha! ¡¡Con lo qué podrías ayudarte!!

Un milagro querría que ocurriera… Otra vez hablando sobre mis amigos:

-¡Ay que ver mamá! Como pasa el tiempo y mis amigos se van estabilizando… no hago más que ir a bodas, bautizos, pronto comuniones…
.-¡Pues veras cuando empieces a enterrarlos!

O aquella ocasión en que me dijo “¿vas a salir así? vas un poco zorrón ¿no?”  a lo que sólo pude contestarle: “entonces es que voy bien vestida…” con su consiguiente cara de espanto y me fui. Un día le enseñé una foto disfrazada en Halloween de niña muerta y ella me dijo: “¡estas igualita que yo el día de mi comunión!”… Pues sí, tengo unas cuantas situaciones memorables…

Mi madre confunde las palabras… algo que yo he heredado me temo… cambio los nombres de las cosas y ella también. Un día pase mucha risa en el médico, la acompañé porque tenía mucha congestión y le empezó a pedir “anticonceptivos”. El médico se quedó blanco viendo a mi madre, que se conserva bien… pero vamos, aspecto de edad de concebir no, no tiene… ella quería “antihistamínicos” se lo tuve que explicar al señor doctor que solo dijo un muy educado “ya me extrañaba…” Y como estas, también tengo otras cuantas.

Antes de venirme la enseñé a utilizar Skype para poder comunicarnos con regularidad.  Las primeras semanas nuestras conexiones fueron muy surrealistas… al principio no sabía conectar la cámara y solo la escuchaba… (Estamos hablando de una mujer mayor que no ha usado un ordenador en su vida), me he pasado horas hablando con una `pared porque no había forma de que colocará bien la cámara… otras veces solo la veía y no la escuchaba… así que solo hablaba yo haciendo monólogos contándole como me iba… a ella la veía reírse o hacer gestos. Me acuerdo que una vez le dije que me había comprado ropa en una charity porque es super barata y muy chula. Se puso a hacer gestos y parecía alterada… Al rato mi hermana me explicó por “whaps” que nuestra madre le había dicho que por favor me dijera que no me comprara más trapos y sobre todo, que a su casa no los llevara… razón no le falta que le tengo dos casas invadidas con maletas.

Con el tiempo fue aprendiendo a manejarse con el Skype… se apunto a un “centro de viejos” (como ella lo llama) a clases de informática e internet para poder entender algo… Ahora hasta me enseña a mi gato para que le vea, me muestra cartas o facturas que llegan a mi nombre…, esto último tiene que depurarlo un poco porque no se aclara con la cámara y normalmente no veo nada… aunque yo le digo que sí… y que si puede leérmelas para que lo entienda mejor…

Nunca jamás ha mostrado el menor interés por mis cosas… más allá de que encuentre un buen hombre, un trabajo estable, me case y tenga una familia… cosas que para ella son un básico y algo que para mí, es completamente prescindible.

Nunca ha querido leerse nada de lo escribo ni me pregunta en que ando metida… dice que eso son tonterías y que más me valdría quitarme los pájaros de la cabeza… ¡con lo bien que estaba yo en Telecinco! Aún así, la última vez que estuve en Madrid mi hermana me pidió una de mis obras de teatro para leérsela, mi madre la vio y empezó a leerla para mi sorpresa. ¿Qué dijo? Pues una crítica como no podía ser menos: “hija no entiendo porque hablan diciendo tantas palabrotas! ¡Vaya lenguaje! ¿No podían decir las cosas de otra forma? ¿Es que tú hablas así…?” lalalaaaaaaa… Le expliqué que si los personajes están enfadados tiene que demostrarlo… pero no le convencí mucho. No me dijo si le gustó, supongo que no…

La semana pasada fue su cumpleaños. Toda mi familia (menos yo) se reunió en su pueblo de Salamanca para celebrarlo. Me mandaron fotos… bueno, mi cuñado me mando fotos de toda la familia comiendo  pero sin ella… cosa que tampoco me extrañó porque como buena madre Made in Spain estaría en la cocina pendiente de que todo estuviera en su punto de cocción perfecto… AY, les eché de menos… y a la comida de mami también!  Jaja!

Hace más de un mes que no hablo con ella, y echo de menos nuestras conversaciones absurdas…Está incomunicada en el pueblo sin cobertura, sin Internet… sin nada. Y súper feliz claro, rodeada de sus seres queridos… y sin mí. La hija díscola que va a su rollo, con la que no tiene nada en común y a la cual no entiende en absoluto pero a la que aún así quiere. No le queda más remedio, soy su hija y ella, es mi madre. Y madre solo hay una.